miércoles, 3 de marzo de 2010

El timo del siglo XXI (parte II)


Aquí tienes la 1ª parte.

¿En qué consiste?

Bien veamos el proceso. ¿Como conseguimos eso de "menos es más"?. Fácil. Aplicando el proceso de dilución (sí, está bien escrito, he dicho dilución, no disolución, he dicho dilución). Para aclararlo fijemos algunos conceptos.

Una disolución es el proceso en el que mezclamos de forma homogénea algo (soluto) en un líquido (disolvente). Una dilución es el proceso por el cual disminuímos la concentración inicial de una disolución añadiendo más disolvente.

Vamos con el proceso

Partiremos de una disolución inicial, que en realidad suele ser una maceración en alcohol+agua de las hierbas, animales o minerales en cuestión (si, tambien usan animales y minerales). Vamos, entendámoslo como un licor de hierbas, solo que en lugar de macerar durante un año, macera durante, digamos 3 semanas por ejemplo (hagamos la prueba en casa, unas ramitas de tomillo en un litro de alcohol durante un mes y veamos que resulta). Bien, ya tenemos la primera fase. Hemos conseguido lo que ellos llaman la tintura madre.

Ahora empezamos a diluir, y para esto hay dos métodos:

El hahnemaniano CH (que se basa en que necesitamos tantos botes como diluciones hagamos). Cogemos una parte de la disolución inicial y la diluímos en 99 partes de agua en un bote. Del resultado cogemos una parte y la diluímos en 99 partes de agua en otro bote. Y así sucesivamente hasta 30 veces. No es raro encontrarnos con productos homeopáticos con diluciones mayores a 30 CH (Centesimal Hahnemann), los hay de hasta 200 CH .

El korsakoviano K (que se basa en que todas las diluciones se hacen en el mismo bote). Este método es más sutil (vais a flipar). Cogemos una parte de la disolución inicial y la diluímos en 99 partes de agua filtrada en un bote. Ahora, vaciamos el bote, ¡y nos quedamos con lo que haya quedado impregnado en las paredes del botecito en cuestión!. Rellenamos el bote con otras 99 partes de agua filtrada y continuamos el proceso sucesivas veces.

Como veis este sistema es mucho mejor que el primero, ya que, ¡ni siquiera se preocupa de medir con exactitud la cantidad que queda en las paredes del bote!. (Santo Cristo de los Milagros si Lavoisier levantara la cabeza).

Muy importante, entre dilución y dilución, hay que agitar. Es lo que yo llamo el meneito.

Vale, ya hemos llegado al final de las diluciones, y tenemos un líquido, que supuestamente todavía contiene algo de las hierbas iniciales (aunque después de 30 diluciones a 1/100 partes lo dudo). Aquí entra en juego otra frase magistral. "Esto funciona por la memoria del agua". Si, habéis leído bien, estos tipos hablan de la "memoria del agua". El que no lo crea que lo consulte aquí.

Pongamos lo de 30 CH en papel. Coje una calculadora y haz: 1/100/100/100, ..../100 (30 veces). El resultado es 1 x 10^-60. Esa es la proporción que queda de las hierbas iniciales. Traducido a lenguaje normal: cero, nada, niet.

Bien, ¿como hacemos ahora para vender esto y ganar un pasta gansa?. Nos sacamos de la manga el proceso de impregnación. Para esto cojemos bolitas (ellos las llaman gránulos) de azúcar, básicamente 15% de lactosa y 85% de sacarosa, y las impregnamos con el liquído que resultó después de 30 o más diluciones. Las metemos en un bote, nos inventamos una posología, un panfleto que hace las veces de prospecto y a las farmacias.

¿Por que azúcar?. Pues porque no hace daño a nadie. Ni siquiera para alguien con intolerancia tendrá importancia tragar 0.15 g de lactosa. Con bolitas de yeso hubiera sido más complicado.

(continuará)

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